Las clases impartidas por Ismaël Díaz, tratan de poner a prueba al alumno teniendo en cuenta el nivel técnico del mismo, yendo un poco más allá de lo que teóricamente debe saber. Esto supone un reto constante para el estudiante de aikido y el asumir que siempre hay algo más que aprender, es la predisposición correcta para ir, paso a paso, superándonos a nosotros mismos.

La combinación del aprendizaje con armas y a mano vacía ayuda a la comprensión de la técnica y parte indispensable de la misma es la actitud, la marcialidad, que nos mantendrá atentos en todo momento para reaccionar a lo que venga.

En definitiva, se busca unos conocimiento técnicos y en esta búsqueda encontramos valores como la humildad, el compañerismo, el afán de superación y la predisposición a todo.