¿Qué es el Aikido?

El Aikido fue desarrollado por Morihei Ueshiba después de la segunda guerra mundial. Surgió a partir de varios estilos de artes marciales clásicas  con armas y de lucha cuerpo a cuerpo tradicionales de Japón. Este arte marcial va más allá del desarrollo de las capacidades de defensa personal y combina elementos filosóficos, religiosos y culturales, en especial los derivados del “Budo” (el camino del guerrero) que tienen como objetivo final conseguir la armonía con nosotros mismos y nuestro entorno.

La característica fundamental del Aikido es la búsqueda de la neutralización del contrario en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota del adversario preferiblemente sin dañarle, en lugar de destruirlo o humillarlo. Como arte marcial, el Aikido, parte de una actitud primordialmente defensiva, por lo que es considerado un arte marcial no competitivo. En Aikido no existe el enfrentamiento con otros competidores sino el progreso personal.

“La victoria verdadera no proviene de vencer a un enemigo. La victoria verdadera viene de proporcionar amor y cambiar el corazón de un enemigo.” (cita de O’Sensei, Morihei Ueshiba).

Nuestro maestro

Ismaël Díaz Organista, 4º Dan por la asociación Aikikai, con más de 29 años de experiencia, imparte sus clases respetando la línea del gran maestro Nubuyoshi Tamura. Como buen practicante de aikido, sigue teniendo inquietudes y continúa con la búsqueda de su enriquecimiento personal de la visión del aikido, observando la línea marcada por los maestros Gilbert Milliat, Stephane Benedetti, Christian Tissier, Bruno González y Takashi Kuroki, entre otros.

Ismaël Díaz comenzó su andadura en el aikido en 1993, de la mano de el maestro Miguel Hernández. Tras quince años de práctica ininterrumpida creció en él la necesidad de practicar aikido con otros maestros. Después de asistir a un curso impartido por el maestro Ricardo Ledesma, comenzó a asistir a las clases de ambos maestros y de este modo enriquecer su aikido.

Según iban aumentando sus conocimientos, sintió la necesidad de compartirlos, por lo que empezó a impartir clases. Debido a la gran carga que suponía asistir a las clases de los dos maestros e impartir las propias, decidió dejar de practicar con el maestro Miguel Hernández y dedicar el poco tiempo del que disponía para centrarse en las enseñanzas del maestro Ricardo Ledesma. Dado que estos maestros seguían la línea de aprendizaje marcada por el gran maestro Nuboyoshi Tamura (8º Dan), discípulo directo de  Morihei Ueshiba (O’sensei), no supuso un gran cambio en su estilo de aikido.

Tuvo el gran honor de ser examinado por el maestro Nubuyoshi Tamura, para su primer Dan (Shodan) y el segundo Dan (Nidan). El tercer Dan (Sandan) lo obtuvo años más tarde ante la atenta mirada de los maestros Tomás Sánchez y Ricardo Ledesma. Para el cuarto Dan (Yondan), fue examinado por un tribunal presidido por Ricardo Ledesma. Todos estos grados han sido reconocidos y validados por el Aikikai, central mundial del aikido, con sede en Tokio (Japón).